¿Miedo a los juegos artificiales? te damos algunos consejos para estas navidades

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«Algunos perros pueden necesitar medicación para superar su fobia al ruido»

El miedo a los Cohetes es habitual en los perros. Ellos tienen una gran sensibilidad auditiva. Los fuegos artificiales y los truenos son ruidos habituales y muy estridentes que no dejan a ningún perro indiferente. Pero los hay que reaccionan con cierto nerviosismo y otros que sufren ataques de pánico. Es en estos últimos casos cuando se convierte en un problema de conducta del perro.

Hay perros que llegan a tener auténtica fobia y terror al ruido de los fuegos artificiales. Los síntomas más habituales de estrés frente al ruido son: andar de un lado a otro de manera compulsiva, respiración acelerada, jadeos, temblores, esconderse.

Curar una fobia, sea del tipo que sea, es complicado y para conseguirlo hay que comenzar lo antes posible a tomar medidas. El veterinario y el adiestrador son quienes mejor nos pueden asesorar sobre cómo actuar en estos casos.

Si se conoce la época del año en la que habrá más ruido de fuegos artificiales, se puede consultar con el veterinario la posibilidad de administrarle algún ansiolítico, en los casos más graves, es decir cuando el animal llega casi a enfermar frente a este tipo de ruidos.

Tipo de medicación

La medicación hay que tomarla antes de que aparezca el ruido o el desencadenante de ese nerviosismo exacerbado, y debe ser específica para perros. De esta manera, el estrés y el nerviosismo se reducirán de manera notable. Es habitual que muchos perros reaccionen escondiéndose en algún lugar de la casa. Se debe a que de esta manera se encuentran seguros, así que frente a esta situación, no hay que obligar al perro a salir de su escondite.

Si el perro tiembla y gimotea, no hay que intentar calmarlo con caricias, porque se le crea más inseguridad y se le reafirma en su actitud temerosa e incorrecta. Pero tampoco hay irse al extremo contrario y castigarle cuando se encuentre en un estado de ansiedad y pánico. La idea es mostrarse indiferente frente a la situación.

 Oído fuera de lo común

La capacidad auditiva de los perros se diferencia de la de los humanos en su gran habilidad para oír sonidos de alta frecuencia. Esta es la razón por la que, para ellos, ciertos sonidos estridentes y con mucha potencia les provoquen inquietud. Los perros pueden captar grandes densidades de ondas por segundo. Pueden escuchar sonidos emitidos por murciélagos y ratas, que para las personas son imperceptibles. Los humanos sólo captamos sonidos de hasta 20.000 ciclos por segundo y los perros llegan a los 60.000 ciclos por segundo.

Este es también el caso de los lobos, que son ancestros del perro y se alimentan, entre otros animales de roedores, que emiten sonidos ultrasónicos, por lo que se han especializado en captar este tipo de sonidos, para poder localizar a estas pequeñas presas con más facilidad. Y, por su parte, los perros han heredado de los lobos esta habilidad.

Los perros se han tenido que acostumbrar a ignorar o tolerar los sonidos que se producen en el ambiente humano. Aunque les resulten molestos, se han adaptado para reducir su nivel de estrés.

Este proceso de aclimatación se denomina ambientación auditiva y se produce de manera paulatina, desde que el perro es un cachorro hasta que se convierte en un adulto. Sin embargo, hay perros más nerviosos y reactivos frente a los sonidos estridentes, por lo que les cuesta más completar este proceso de adaptación.

La importancia de la socialización

También puede darse el caso de que el perro no esté bien socializado y no haya estado expuesto a este tipo de ruidos, como los Cohetes, o el sonido que producen motos o autos. Estos casos son más complicados de encauzar, porque es en los primeros meses de vida cuando el animal debe superar estas situaciones para más adelante poder aceptarlas con normalidad.

De esta forma, si el proceso de socialización no se ha completado de manera correcta, por ejemplo porque el perro ha estado demasiado aislado, supondrá un problema de conducta en el animal que, de no tratarse, puede convertirse en crónico y agravarse con el tiempo. En este sentido, el veterinario puede realizar una primera valoración y, si lo considera necesario, puede remitir a un experto en conducta canina con el fin de que reconduzca la situación.

Consejos:

  • Instalar al perro en el lugar más aislado de la casa y cerrar las puertas. Allí se le puede colocar su juguete preferido, un plato con agua y su cama. Suele resultar útil crear un lugar seguro como refugio en el que el perro sienta una menor ansiedad ante el fenómeno que le asusta. Aunque lo ideal es que en el refugio creado se oigan menos los ruidos, si esto no es así podemos poner un objeto que genere un sonido que distraiga al animal de los truenos, cohetes, etc. También conviene dejar comida en ese lugar para que le animal lo asocie a estímulos agradables. Evidentemente, obligar al perro a refugiarse en su escondite será contraproducente; sólo hay que recordarle su existencia y el perro decidirá por sí mismo si se siente más seguro en ese lugar.
  • Hay que saber cómo actuar con nuestro perro en estas situaciones para no reforzar su fobia. Es importante ponernos en su lugar para entender cómo se siente y comprender que si ladra, aúlla o llora es porque necesita desahogarse, por lo que ello no puede enojarnos. Por lo tanto, en ningún caso hay que castigar al animal, ya que se agravará el problema y se resentirá la relación entre la mascota y su amo. No obstante, tampoco hay que acariciarle ni hablarle en tono dulce, porque el animal puede interpretar esta actitud cariñosa como un premio a su conducta temerosa. Por lo tanto, la actitud correcta es simplemente actuar con normalidad, como si no nos diéramos cuenta del temor de nuestra mascota.
  • Es muy importante averiguar el origen de la fobia: si es un miedo innato, si es fruto de una situación traumática o se debe a la gran sensibilidad auditiva del animal o a un carácter especialmente nervioso. Esta información resultará muy útil cuando acudamos al veterinario para que éste pueda recomendar un remedio eficaz.
  • Cuando intuimos que se avecina una tormenta o que es la hora de los fuegos artificiales, podemos intentar distraer a nuestra mascota jugando con ella con una pelota o cualquier otro juego que le guste. Esto sólo será eficaz cuando la actitud del perro sea sólo de alerta, puesto que en situaciones de pánico es impensable que el animal consiga abstraerse.
  • El más eficaz, es la técnica de desensibilización sistemática. Se trata de reproducir el ruido mediante una grabación a un volumen en el que el perro no sienta miedo. Cuando se habitúe al sonido, lo iremos intensificando gradualmente. Si finalmente conseguimos reproducir el ruido en su volumen original sin que nuestra mascota se asuste, probablemente hallamos solucionado el problema. No obstante, este método puede no ser eficaz para las tormentas, ya que es imposible reproducir estímulos como los rayos o el viento.
  • Si hay que sacarlo de casa, llevarlo sujeto con la correa. Puede escapar por el miedo y perderse o resultar atropellado.
  • Si el nivel de nerviosismo y estrés es muy alto, consultar con el veterinario la posibilidad de medicar al perro de manera puntual. Puede que éste recomiende la administración de tranquilizantes, pero antes de aceptar esa vía es conveniente atender a las experiencias de dueños de perros que aseguran resultados desagradables como que el perro sienta el mismo miedo pero se quede inmovilizado, que su organismo no acepte el medicamento o que se quede sedado durante horas. Una alternativa a estos agresivos fármacos es la homeopatía o las formulas magistrales tranquilizantes. Pero cualquier producto que le demos a nuestra mascota debe ser previamente aconsejado y aprobado por el especialista
11 Diciembre, 2012, Publicado en: Artículos de InterésGatosPerros